¿En qué consiste el juego libre y juego guiado? -¿Cómo aplicarlos en el aula y el hogar?
Crear las condiciones adecuadas para que el aprendizaje sea significativo y divertido es una apuesta hacia la construcción de una escuela más amable e inclusiva. Los distintos tipos de juego son herramientas poderosas para crear propuestas que tomen en cuenta los diferentes estilos de aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas, hijo e hijas.
Nadie aprende de la misma manera, pero todos podemos enriquecernos de las perspectivas y las ideas de los demás. El juego es una excelente vía para crear estas posibilidades de intercambio y conexión.
En esta entrada abordaremos el juego libre y el juego guiado, explorando el rol de los adultos en ambos tipos de juego.
Juego libre
Es importante reconocer que existen distintos tipos de juego que pueden apoyar el proyecto pedagógico en la escuela o en casa. Un acercamiento básico, pero muy importante, es la distinción entre el juego libre y el juego guiado.
El juego libre es aquel que sigue los intereses y el ritmo de las infancias. No tiene una serie de reglas determinadas y puede cambiar tanto como los niños y niñas decidan, según sus investigaciones y pasiones.
En este tipo de juego el rol del adulto es asegurar que el espacio de juego sea seguro en cada momento, pero sus intervenciones en la toma de decisiones son mínimas.
Esto puede cambiar un poco cuando los adultos responsables son invitados a jugar por los niños y niñas.
Para responder a esta invitación, los adultos deben ser capaces de adoptar una actitud lúdica y respetuosa ante las ideas de los niños y las niñas, esta apertura e involucramiento es altamente benéfica para la construcción de lazos afectivos.
Si los adultos no son invitados al juego, es la oportunidad perfecta para observar al grupo en sus interacciones, o a los niños y niñas de manera individual, según nuestro rol en la escuela o el hogar.
Es un gran momento para conocer mejor a los niños y niñas que acompañamos, ya que, estos momentos nos hablan de sus vivencias y sus intereses.
Los momentos de juego libre de calidad son un espacio seguro para la expresión y la conexión infantil, ya sea de manera individual, entre pares, o con el entorno.
Estos momentos pueden propiciarse en espacios interiores y exteriores. El ambiente donde se juega es importante y marcará variaciones en la manera de jugar.
Por ejemplo, si el juego se lleva a cabo en un espacio exterior, es posible que los materiales que los niños y niñas seleccionen para el juego sean de origen natural (piedras, ramas, hojas, etcétera).
Si el juego se lleva a cabo en un espacio interior, como es el aula, o alguna recámara del hogar, los elementos que se encuentran en ese ambiente propiciarán escenarios nuevos para el juego.
¡Se puede jugar en todas partes! Y es por eso que los adultos son responsables de elevar la calidad del juego a través de la incorporación de nuevos elementos en el espacio, o de conectar al niño y la niña con diversos entornos.
Cuando la concentración y el interés son muy grandes, se puede jugar por períodos largos de tiempo. Sin embargo, hay momentos en la escuela y en casa, en donde hay que transicionar a otras actividades como comer, ir al baño, o cambiar de tipo de juego.
En todos estos casos, los adultos son responsables de anticipar el cierre con amabilidad y respeto.
Por eso, además de asegurar el ambiente, los adultos se convierten en guardianes del tiempo y la rutina. Lo ideal es no interrumpir abruptamente estos momentos de juego en donde los niños y niñas se encuentran sumamente inmersos en escenarios altamente creativos e imaginativos.
Juego guiado
Por otra parte, el juego guiado tiene un principio y un final mucho más marcado, así como una serie de pasos que hay que cumplir para lograr un objetivo. Se caracteriza también por la intervención más activa de un moderador, o de una persona que va guiando en cada paso.
Dependiendo la etapa de desarrollo del grupo, esta guía suele ser un adulto y su intervención puede manifestarse de diversas maneras y a través de distintos formatos de juego.
En este tipo de juego, los niños y niñas también pueden convertirse en guías moderando las reglas y expectativas en juegos más colaborativos o grupales.
El juego guiado es la oportunidad perfecta para fomentar el liderazgo, el trabajo en equipo, la paciencia y escucha activa, la autorregulación, y otras habilidades sociales que son importantes para el desarrollo integral.
Así como el juego libre, el juego guiado puede llevarse a cabo en interiores y exteriores y a través de diversos medios. Gracias a las herramientas digitales y tecnológicas, este tipo de juego puede ser tan interactivo y creativo como podamos imaginar.
Dos ejemplos muy populares y tradicionales de este tipo de juego son los juegos de mesa, y el juego de las sillas.
En los juegos de mesa las herramientas necesarias pueden ser físicas (un cartón, dados, piezas) o digitales (una tableta o una pizarra digital).
Las reglas son definidas por los creadores del juego y es importante tomar decisiones colectivas sobre los roles necesarios para llevarlo a cabo.
En el caso del juego de las sillas, el cuerpo y los sonidos son tan importantes como las sillas mismas, siendo este un juego fácil de adaptar a espacios interiores y exteriores.
A partir de estos ejemplos muy tradicionales podemos imaginar nuevas maneras de jugar, e incluso, invitar a los niños y las niñas que acompañamos a crear juegos guiados, o con reglas, para compartir con la comunidad.
Con la suficiente creatividad e inspiración, los objetivos pedagógicos de cualquier plan de estudios pueden convertirse en juegos guiados que nos lleven a generar aprendizajes significativos y profundos a través del dinamismo y el disfrute que puede brindarnos el juego.
El rol de los adultos en este tipo de juego es muy activo y puede consistir en investigar sobre juegos temáticos según el plan de estudios; moderar las decisiones y expectativas del grupo; preparar, junto con las niñas y los niños, el ambiente y todos los materiales necesarios para que algún juego tome lugar. Y por supuesto, ¡también puede jugar!
Para reflexionar
Aunque ambos tipos de juego tienen características similares, es importante nombrarlos para reconocer que en ambos la figura adulta es clave para que el tiempo de juego sea realmente significativo y de calidad.
En el juego libre la figura adulta no es completamente pasiva, y al momento del juego guiado el adulto no es autoritario, ni condescendiente.
En ambos tipos de juego, los adultos son coparticipes y cocreadores de momentos llenos de aprendizaje y reflexión para todos, por igual.
¿Conoces otro tipo de juego? ¿Qué tipo de juego has fomentado en tu escuela u hogar y de qué manera lo has hecho? ¡Nos encantará leer tus ideas!
Autora invitada: Alejandra Leal.
Alumna 2019 del programa de liderazgo en primera infancia de Enseña por México (Teach for Mexico). Content Executive para Twinkl México.
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